Hablar del aceite de oliva virgen extra es hablar de la base de nuestra alimentación mediterránea. Pero más allá del sabor, lo que muchos no saben es el papel tan importante que juega en nuestra digestión.
Hay personas que notan menos pesadez, otras sienten que la acidez mejora y algunas incluso experimentan un tránsito intestinal más regular, el AOVE y salud digestiva van de la mano. ¿Te has planteado alguna vez cómo un alimento tan cotidiano puede influir tanto en cómo te sientes después de comer?
La ciencia lleva años estudiando el efecto del AOVE en el sistema digestivo y, poco a poco, se han ido confirmando beneficios que explican por qué cada vez más profesionales de la salud lo recomiendan como grasa principal en la dieta.
Cómo ayuda el AOVE a que la digestión sea más fácil
Uno de los efectos más conocidos del aceite de oliva virgen extra es su capacidad para estimular la producción de bilis. Esto facilita enormemente la digestión de las grasas y hace que el proceso en general sea más ligero.
Cuando el cuerpo emulsiona mejor los alimentos, se evitan molestias como la pesadez después de comer o esa sensación de estómago “cargado” que tantas personas sufren a diario.
Además, el AOVE favorece la secreción de enzimas digestivas, lo que ayuda al organismo a descomponer mejor lo que comemos. Esto es especialmente útil si solemos tomar comidas más contundentes o si nuestra digestión es lenta por naturaleza.

Un protector natural para el estómago
Otro de los beneficios que más se comenta últimamente es su capacidad para proteger la mucosa gástrica. El AOVE forma una película suave y natural que ayuda a reducir la irritación del estómago.
Por eso muchas personas que conviven con acidez o molestias digestivas lo toleran bien incluso mejoran cuando lo incluyen en crudo de manera habitual.
Este efecto se debe, en parte, a sus compuestos fenólicos: antioxidantes naturales con un potente efecto antiinflamatorio. Estos polifenoles pueden ayudar a calmar pequeñas inflamaciones internas del aparato digestivo y hacer que ciertas molestias sean menos frecuentes.
¿Puede realmente un alimento tan sencillo como el AOVE contribuir a equilibrar el estómago? La respuesta es sí, y cada vez hay más estudios que lo respaldan.
El tránsito intestinal también se beneficia
El aceite de oliva virgen extra tiene un efecto lubricante suave, por lo que favorece el tránsito intestinal de forma natural. No actúa como un laxante fuerte, sino como un apoyo diario que ayuda a que todo funcione con más regularidad.
Quienes padecen estreñimiento ocasional suelen notar cambios importantes cuando lo incluyen en ayunas o en crudo en sus comidas.
Su consumo habitual también influye en la forma en la que nuestro intestino procesa los alimentos, el vaciado gástrico es más equilibrado y la digestión se realiza de forma más armónica, evitando picos de malestar.
El AOVE y la microbiota: una relación cada vez más estudiada
Uno de los campos más interesantes es el efecto del AOVE sobre la microbiota intestinal. Hoy sabemos que un buen equilibrio de bacterias en el intestino es clave para la digestión, el metabolismo e incluso para el sistema inmune.
Algunos estudios han observado que el AOVE puede favorecer el crecimiento de bacterias beneficiosas mientras reduce las que pueden resultar perjudiciales.
Esto significa que, además de ayudar a hacer mejor la digestión, puede contribuir a mantener una flora intestinal sana, algo esencial para prevenir inflamaciones digestivas recurrentes y mejorar el bienestar general.

Conclusión
El aceite de oliva virgen extra es mucho más que una grasa saludable. Es un aliado natural para la digestión, capaz de proteger el estómago, favorecer el tránsito intestinal, mejorar la absorción de nutrientes y apoyar una microbiota equilibrada.
Incluirlo en crudo en tu día a día no solo mejora tus platos, sino que puede mejorar cómo te sientes después de comer. Cuando el cuerpo funciona mejor por dentro, todo se nota por fuera.




